lunes, 31 de marzo de 2008

Limpiando el horno

Acabo de limpiar el horno. Luchando contra mi forma habitual de hacer las cosas, lo he limpiado a conciencia, atacando con brutalidad cada resto de grasa calcinada, repasando la reja, puliendo las bandejas, abrillantando la puerta. Lo he dejado casi como nuevo.

Para lograrlo, me he expuesto frontalmente a los dañinos efectos del maligno producto especial para limpiar este tipo de electrodomésticos. Un letal spray con una larga lista de instrucciones preventivas, contraindicaciones y avisos de peligro, que en efecto, me ha producido un amago de intoxicación, toses y picor de ojos. Probablemente me habrá reducido además, mi esperanza vital en una proporción a tener en cuenta.

He vencido mi aprensión a ponerme guantes (prefiero fregar a mano descubierta), para evitar las posibles horrendas quemaduras de tercer grado, y cual forajido del oeste, con una pañoleta cubriéndome la cara, le he dado a la inmunda grasa su merecido.

Parece increible, pero desarrollando este arduo y mecánico trabajo de frotar cientos de veces las paredes de esta herramienta culinaria, no sólo he desprendido la negra capa que cubría todos los rincones, sino que también he conseguido arrancar otra. Esa que ha cubierto todo mi entendimiento y mi capacidad analítica durante los últimos tres días, una especie de bloqueo producido por la congoja de una pérdida, por la dureza de una experiencia que apenas conocía.

No es que se haya marchado la tristeza, que sigue ahí, sino que junto al hollín, se han ido los negros nubarrones que no me dejaban pensar con claridad, que me impedían reflexionar y profundizar en todo lo que ha pasado. Ahora que se han marchado, creo que soy plenamente consciente de todo, y confío en que esta noche descansaré bien, y que mañana me levantaré con optimismo, y seguiré viviendo a conciencia una vida que siempre es corta, aunque se alargue cien años. Lo importante no es lo que dure, sino como hemos de afrontarla.



domingo, 30 de marzo de 2008

Hasta siempre princesa




Te marchaste en paz, sin hacer apenas ruido. Ahora vivirás siempre en nuestros corazones, sonriente y liberada de un destino injusto que algunas veces te impedía ser tu misma.

Siempre te querré.

Hasta siempre princesa.

jueves, 27 de marzo de 2008

Gota de Lavavajillas



Vulnerables como una gota de lavavajillas. Efímeros como una pompa de jabón. Cada uno crece y vive como quiere, o como puede, o como se lo permiten, haciendo más o menos espuma, más o menos ruido, hasta que todos nos diluimos a distintas velocidades, para ser únicamente, una brillante y finísima capa de recuerdos impresa en aquellos que nos han conocido, querido, amado u odiado.



República Sonora 6.0: Pánico en la Semana Santa


Hemos tardado un poco más de lo debido, pero hoy jueves ya está subido el nuevo República Sonora, Pánico en la Semana Santa.

Podeis escucharlo como siempre en:

www.newnoiseradio.com

Abrazos.

martes, 25 de marzo de 2008

Cabeza de melón

Un Zuma perdido en Venecia.

Cabeza de melón

Mi cabeza de melón sirve para poco,
Cuatro ideas desordenadas,
Mucho ego y pocas nueces.

Mis ojitos de carbón sirven para poco,
A través de mis gafas sucias,
No distingo tus anhelos.

Mi cuerpo de leñador sirve para poco,
Mucha altura, cierto peso,
Y no me pidas mucho esfuerzo.

Mi nariz de boxeador sirve para poco,
Huelo tu cuerpo en la distancia,
Pero nunca el gas que dejo abierto.

Mis manos de pianista sirven para poco,
Algún acorde, algún dibujo,
Y me muerdo los pellejos.

Mi cara de niño sirve para poco,
Pero tú me dices guapo, listo, fuerte,
Y cambia todo y soy perfecto.

lunes, 24 de marzo de 2008

Instinto de Abeja

Abeja de Buendía (Cuenca). Marzo, 2008.

Lo peor de estar en paro, es que te acomodas a la situación y pierdes el instinto de abeja. Me refiero a ese sentimiento productivo, casi alienante, que te obliga a marcarte unas rutinas diarias: levantarte a una hora determinada, ducharte, chutarte la primera dosis de café , dirigirte a tu lugar de trabajo, y ser productivo durante ocho horas o más. Tu cabeza se pone en piloto automático, y se desconecta una parte de la mente dedicada a todo aquello que no sea trabajo. Más tarde, ya en casa, depende de ti mismo y también de tu empleo, resetear el cerebro y cambiar las tornas.

El instinto de abeja no es bueno ni malo. Tiene sus pros y sus contras. Por un lado es sano, porque te facilita amarres, asideros, que ayudan a vivir sin darle demasiado al coco. Te proporciona unas pautas de comportamiento que aun siendo arduas, facilitan el paso del tiempo, la estabilidad emocional, el hecho de no tener que planificar el día a día. La obligación frente a la improvisación. La rutina frente a la incertidumbre.

Yo no creo que haya perdido el instinto de abeja aun, quizás lo tengo atontado o adormecido. Soy un tipo con bastantes inquietudes, y no suelo aburrirme nunca, siempre encuentro algo que me llena, y que espanta el vacío existencial y sobre todo social que te acecha cuando estás en paro.

Aunque ese vacío esta siempre ahí, detrás de la puerta, escondido, y en cualquier momento superará las barreras y los escudos que aun sostengo. Espero y confío que antes de que suceda, formaré parte de una nueva colmena.

El reto es encontrar mi sitio en el panal correcto.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Madrid


Madrid, superpoblado lugar donde se respira humo y se bebe cerveza.
Madrid, núcleo urbano de prisas, nervios, estrés y ruido.
Madrid, sueño mágico para muchos que no viven en ella.
Madrid, prisión para tantos que la sufrimos desde dentro.
Madrid, dulce cárcel que nos ata y se nos cuela dentro.
Madrid, falso paraíso de tiendas, cines, bares y teatros.
Madrid, ciudad de extremos que asume el bien y el mal sin hacer preguntas.
Madrid, mezcla de risas y lágrimas, esperanza e ilusiones.
Madrid, caóticamente hermosa, idílicamente decadente.
Madrid, ese lugar que muchos llamamos hogar, aunque añoremos el sonido del mar.
Madrid, guarida del centralismo, reino de la derecha, esperanza de la izquierda.
Madrid, cruce de caminos, vórtice de civilizaciones y culturas.
Madrid, salvaje, difícil, cruel, pero atrayente cual caja de Pandora.
Madrid, que no tiene mar porque lo devoraría.
Madrid, paraíso de la contradicción y de la locura colectiva.
Madrid, imposible vivir dentro de ti, pero tampoco fuera.

martes, 18 de marzo de 2008

El amor imposible de Mornar (2 parte)

Pero algo extraño ocurría con Mornar aquella mañana, porque en vez de bailar, jugar y chapotear en el agua como solía, se limitaba a permanecer sentado, muy concentrado en los sonidos que salían de su instrumento de ébano y plata, y tenía un cierto aire melancólico, o bueno…., lo más parecido a un rictus de melancolía que pueden expresar las facciones siempre risueñas y repletas de arrugas de los duendes. También sus grandes ojos azules expresaban preocupación, y este sentimiento no era algo habitual entre los de su raza.

Además, su interpretación al clarinete no era alegre, sino que se trataba de una bella melodía romántica, que sobrepasaba con creces los límites legales de dulzura, convirtiéndose en una canción que de tan hermosa sonaba incluso cursi. Y si en este mundo, existe algo o alguien más perfeccionista que un duende, en cualquier tipo de manifestación artística (todas se les dan bien), hasta el punto de auto-parodiar sus obras de puro cursi, ese ser sólo puede tratarse de un duende enamorado.

Mornar, por primera vez en su vida estaba enamorado, y todo el mundo en Idilio-de-Ortigas-y-Zarzas, estaba sufriendo las consecuencias de ese estado: setos silvestres podados en formas de bailarinas y cisnes en complicados escorzos, árboles pintados de rosa y purpurina de las raíces a los frutos, linces, zorros y lobos que veían sus colas decoradas con lazos y flores de vivos colores, toda una familia de osos pardos teñida de blanco y negro, a imagen y semejanza de otros osos que Mornar había visto de pequeño en su libro de ilustraciones, en el capítulo de animales exóticos, y que le habían parecido tan entrañables.

En definitiva, el amor que sentía nuestro duende, le estaba causando un agudo caso de romanticismo duendil, y si el alcalde y el párroco de Villa-Llegamos-y-Nos-Quedamos se hubieran adentrado en la espesura, desobedeciendo su propia prohibición, se habrían encontrado el bosque muy cambiado, y lo habrían hecho quemar de inmediato por “claros fenómenos de magia negra y brujería”.

Los animales del bosque, acuciados por la curiosidad, o más bien un poco hartos de la situación, le preguntaban insistentemente cuando le veían tan atareado en sus labores de embellecimiento: -¿No será que estás enamorado, oh, amado señor del bosque?-, a lo que Mornar, que como todos los duendes, tenía la facultad de hablar con los animales (3), contestaba:- ¿Yooooo?, ¿enamorado yo?, ¿Cómo podéis estar pensando en algo semejante?-, y continuaba tallando maderas en forma de corazoncitos y estrellitas, que pintaba de colores pastel, con la firme intención de decorar los aburridos y sosos cuernos de los ciervos.

Hacía ya una semana desde que Mornar presentaba este extraño comportamiento, demasiado excéntrico incluso para un duende. Y justo hacía exactamente siete días desde que una joven, una de las más bellas de Villa-Llegamos-y-Nos-Quedamos, se había atrevido a saltarse la prohibición, internándose en el bosque, y descubriendo el Bello-pero-Frío-Estanque-de-la-Cascada-Plateada.

Desde entonces, Mornar recordaba a cada minuto, como había estado a punto de ser descubierto, y como gracias a su agilidad y sigilo, había conseguido evitar incumplir la primera de las “Cuatro-Reglas-Fundamentales-en-la-Vida-de-los-Duendes”(4):- No te dejarás ver y no te relacionarás nunca con un humano-, y como se había pasado casi una hora escondido, espiando a la doncella más bella, hermosa y pura que jamás había visto.

A decir verdad, Mornar no había contemplado a muchas doncellas en su vida, y menos aun desnudas, pero estaba claro que esta no se parecía en nada a los grandes y peludos leñadores, que trituraban el bosque a golpe de hacha en tiempos de antaño, y tampoco a sus mujeres, casi tan peludas como ellos, cuando les traían el almuerzo.

Ella se parecía más a la princesa de cuento que había visto en su libro de ilustraciones cuando era pequeño. Tenía el mismo pelo largo, sedoso y dorado como el sol, los mismos labios rojos y suaves como pétalos de Phaenomeria común (si hay algo sobre lo que los duendes pueden presumir, es de sus extensos conocimientos de botánica), y una sonrisa si cabe más radiante y espléndida. Y si Mornar hubiese podido contemplar en su libro de ilustraciones, imágenes de princesas desnudas, cosa poco probable, debido al carácter estricto del “Gran Duende Censor de Ilustraciones” (5), seguro que estas habrían lucido una anatomía igual de perfecta que la de su amada. (Continuará).


(3): Los duendes pueden hablar con todos los animales, a excepción de los domésticos, que están demasiado acostumbrados a una comunicación con sus dueños bastante simple. Es difícil conversar con alguien que solo entiende frases como: ¡Salta Boby!, ¡Corre Boby!, ¡Sit!, o ¡Maldito saco de pulgas!.

(4): 1. No te dejarás ver y no te relacionarás nunca con un humano. 2. Te cambiarás de ropa interior una vez a la semana (como mínimo), después de bañarte. 3. Tu bosque es tuyo, y de nadie más, así que cuídalo. 4. No te olvides jamás de lo que aprendiste en tu libro de ilustraciones cuando eras pequeño.

(5): Uno de los grandes y poco conocidos logros del “Gran Duende Censor de Ilustraciones”, es que fue el verdadero inventor del Collage. En su desmesurada atracción y habilidad con las tijeras, los papelitos de colores y la cola de carpintero, conseguía maravillosas e innovadoras transformaciones en los libros de ilustraciones. Sin duda, los niños de parvulario de todo el mundo, deberían de estarle eternamente agradecidos, o quizás no.




lunes, 17 de marzo de 2008

El amor imposible de Mornar


La principal característica del amor, es que cuando se presenta, crea una historia a su alrededor, con sus personajes y su trama, corta y sencilla algunas veces, complicada e interesante en otras, pero que siempre deja una huella indeleble en la vida de sus protagonistas.

Esta historia que voy a narrar a continuación, es un minúsculo y humilde ejemplo de las situaciones y avatares que para bien o para mal, surgen cuando aparece el amor, más aun, cuando se trata de un amor absolutamente imposible.

Nota del autor: A lo largo del relato iréis encontrando notas aclaratorias a pié de página, que son esenciales para bucear en la esencia de esta historia. Siento que en este formato digital sea más engorroso seguirlas sin perder el hilo central del relato, en una continua manipulación del ratón arriba y abajo. Aun así, confío en que no os arrepentiréis.


El amor imposible de Mornar

Érase una vez…

Un soleado día de primavera amanecía en el bosque llamado Idilio-de-Ortigas-y-Zarzas, que resplandecía de luz y nuevos colores, celebrando el final del deshielo. Matorrales de flores salvajes (hermosas pero bastante tóxicas), nacían y crecían a una velocidad vertiginosa, los árboles de hoja perenne estiraban sus ramas hacia el cielo en busca de los primeros rayos del sol para desentumecerse, y los de hoja caduca transformaban por minutos su desnudez invernal, por un tupido vestido de retales de tonos verdes y estampados florales en una explosión de color.

Este maravilloso espectáculo servía de ansiado premio a los inquilinos del bosque, por haber conseguido sobrevivir al crudo invierno, y en verdad que todos se veían sobradamente recompensados, olvidando el largo periodo de nieve, escasez, frío y silencio. Así, todos los habitantes de Idilio-de-Ortigas-y-Zarzas, saciados de su hambre y reconfortados por el calor del sol, se aliaban en una desordenada orquesta sinfónica de variados sonidos y registros, celebrando la llegada de la primavera.

El zumbar de los insectos, el crepitar de la savia dentro de los tallos y las hojas de las plantas, el ulular de la suave brisa del viento, el croar de las ranas y los sapos en los estanques, el graznido de los cuervos y las urracas, el…bueno lo que sea que hacen los conejos para comunicarse, el barruntar de los ciervos en sus exhibiciones de cortejo, el suave y dulce sonido de un clarinete…. ¡Hey! ¿He oído bien?, vamos a dar marcha atrás…..eteniralc nu de odinos eclud y evaus le, ojetroc….cortejo, el suave y dulce sonido de un clarinete, ¿clarinete?, debe de tratarse de la minoría étnica Mornar, porque si hay una cualidad que los animales de este bosque no tienen, por muy mágico que sea, es la de tocar un instrumento musical (1).

Además, la melodía musical tampoco podía ser obra de un ser humano, en primer lugar, porque ningún hombre, mujer o niño se atrevía a adentrarse allí, desde que el alcalde y el cura de Villa-Llegamos-y-Nos-Quedamos, la aldea vecina, habían declarado años atrás al bosque como: “zona encantada, con cargos de brujería para quien osara internarse en ella”.

¿Los motivos de esta prohibición? Básicamente que ambos altos representantes de los estamentos sociales, grandes aficionados a la caza, jamás habían conseguido abatir una sola pieza en el interior del bosque. Y eso, según su propia versión, solo podía ser obra de un poderoso encantamiento de magia negra (2).

En segundo lugar, los sonidos de este clarinete, de una dulzura y un virtuosismo increíbles, eran demasiado perfectos para una interpretación realizada por toscas manos humanas. Y es que, hasta los dedos del mejor flautista checo de la historia son toscos, si los comparamos con los pequeños, pero ágiles apéndices de los duendes.

Mornar era eso, un pequeño duende del bosque. Mejor dicho y hablando con propiedad, Mornar era “el duende” de este bosque, o al menos él mismo estaba convencido de que era el legítimo propietario desde la primera vez que puso su pequeño pie derecho en él.

Como todas las mañanas de primavera desde hacía montones de años, Mornar acudía a su lugar preferido de todos sus dominios, el Bello-pero-Frío-Estanque-de-la-Cascada-Plateada. Él mismo había bautizado al estanque en un día de inspiración, y se sentía realmente orgulloso de ello. El sitio en cuestión, era una pequeña charca de fluidos más o menos cristalinos, donde vivían seis o siete peces de colores. Estaba rodeada de una tupida arboleda de robles y sauces, y se mantenía siempre llena, gracias a un manantial de aguas subterráneas, que brotaban de un agrietado peñasco situado en uno de sus extremos.

Bueno, para hacer honor a la verdad, debo aclarar que el peñasco no era muy grande, y que el agua no salía exactamente a borbotones. Más bien eran cinco o seis hilillos que resbalaban por la piedra, pero para un ser que apenas alcanzaba los cincuenta centímetros cuando se estiraba y llevaba puestas sus botas reforzadas de invierno, aquel insignificante reguero se trataba de una auténtica cascada.

Pero algo extraño le ocurría a Mornar aquella mañana...(Continuará).

(1): Existe una excepción. Una vez, se recuerda un asno que pastando, se internó en la espesura, donde tras mucho caminar, se encontró una flauta, y la hizo sonar por casualidad al arrimar el hocico, de manera que consiguió ser rescatado por su amo, y pasar además a la inmortalidad en forma de moraleja. También hay que destacar que varios años después, se dejaron caer por Idilio-de-Ortigas-y-Zarzas, los cinco componentes peludos y plumíferos de la banda Los Músicos de Bremen, pero no cuentan, porque solo iban de paso.

(2): No había grandes diferencias entre magia negra y magia blanca, porque ambos estilos terminaban en la hoguera. Únicamente estaba permitida la modalidad de magia blanca conocida como Alquimia, que consistía en convertir la piedra en oro, pero si este efecto no se lograba, el alquimista era acusado de impostor y también acababa en la pira. Hasta la fecha, nadie lo había conseguido.

jueves, 13 de marzo de 2008

Cartulina y candelabro


Cartulina quería ser feliz a toda costa. Candelabro sabía que la felicidad total, completamente lisa, sin fisuras, ni grietas, es un concepto imposible.

Cartulina perseguía un sueño. Candelabro sabía que los sueños, sueños son, y que aunque nunca se debe renunciar a ellos, muchas veces la propia búsqueda nos ciega y nos impide disfrutar de las pequeñas cosas importantes que se tienen.

Cartulina creía en la amistad. Candelabro también, pero de una manera distinta, más relacionada con los intereses emocionales humanos, que nos llevan a empatizar con otras personas por pura necesidad recíproca.

Cartulina soñaba con la paz. Candelabro hacia ya tiempo que se había resignado, y entendía la paz como un concepto absolutamente incompatible a la naturaleza humana.

Cartulina creía en la vida después de la muerte. Candelabro pensaba que la muerte es el final de todos los caminos.

Cartulina creía en el amor. Candelabro entendía que el amor es un sentimiento maravilloso que no perdura, al menos en la misma morfología con la que nace, porque se oxida y se degrada con las inclemencias de la vida, pero sabía que frotando fuerte con un trapito untado de implicación y romanticismo, todo vuelve a brillar.

Cartulina amaba a Candelabro. Candelabro lo sabía, y él tampoco podía vivir sin Cartulina.

lunes, 10 de marzo de 2008

Votaciones...

Clara victoria del PSOE. Clara derrota de la democracia y la diversidad. Todos parecen estar inmensamente alegres. Los socialistas, porque van a revalidar el gobierno de ZP, la derecha, supongo que por consigna, ya que aunque no se lo cree nadie, considera buena la subida de votos y escaños, aunque en el fondo se mueran de rabia por la derrota electoral. Esta vez no se a que motivos se acogerán Rajoy y sus compinches para justificar la victoria socialista. Bueno, si que lo sé, ayer en Telemadrid ya se empezaban a escuchar salidas de madre hacia el atentado del viernes, y los supuestos réditos electorales que estaba aportando a la causa socialista. Hay gente que no se como duerme por las noches tras salir por la tele vomitando ciertas cosas.

El caso es que IU se ha ido al garete, donde también se irán marchando poco a poco el resto de formaciones políticas minoritarias y nacionalistas, para dejar paso a un modelo bipartidista aburrido y alienante. ¿Tenemos que empezar a pensar en la política, como una limitada elección simplemente de forma?, ¿optar únicamente por ciertos matices de derechos sociales, olvidando y desechando las grandes opciones de cambio económico y social?. Parece que si, ya que cada vez están consideradas más utópicas o radicales por una gran mayoría de la sociedad española.

Ayer ganaron los socialistas, ganó el talante, y perdió la derecha. Pero también ganó el sistema, vencieron el inmovilismo, el aburrimiento, la moderación y el voto útil. No voy a entrar a culpar a nadie, y puede que sean los pequeños partidos los que se estén ganando a pulso su marginalidad. Me digo a mi mismo que IU no ha hecho sus deberes, pero se que no es el único motivo. Es algo mucho más grande. Una tendencia contra la que apenas se puede luchar, influenciada por los medios de comunicación, por los cambios sociales, por una sociedad de consumo que avanza sin dejar resquicio a ciertas formas de pensar, de ver la vida que parecen estar desapareciendo. Llamazares únicamente ha sabido llorar y patalear contra la ola. No me gusta, pero yo mismo ya empiezo a dudar de que se pudiera hacer algo más.

El caso es que como ciudadano con una clara tendencia de izquierdas, no puedo estar contento. Tristemente solo puedo estar aliviado de que no hayan ganado los otros. ZP puede hacer ciertas cosas buenas, pero no me llevo a engaño. Vamos a tener cuatro años más de lo mismo, aderezados quizá con tres o cuatro iniciativas sociales progresistas. Y para mí, eso no es suficiente. El continuismo y la moderación no son los mejores aliados de la superación de las fuertes desigualdades sociales, de la destrucción del medio ambiente, de la libertad, y de esa larga lista de factores, que nos avocan a seguir viviendo en una sociedad imperfecta e injusta, que no tiene además, ninguna posibilidad de cambio.

......Al menos, este fin de semana, pude disfrutar plenamente de una victoria completa y real. Se que suena banal, pero el señor Chiquilicuatre se merece estar en eurovisión. Puestos a mandar una canción chorra al podrido certamen, hemos conseguido hacerlo a conciencia, de verdad, y muchos disfrutaremos con la más genialmente tonta interpretación de la historia de este estúpido concurso. Suerte en Belgrado Rodolfo. Jódete Uribarri.



miércoles, 5 de marzo de 2008

Besos

Suaves, dulces, húmedos, secos, amargos, fríos, calientes, de amigo, de judas, románticos, felices, furtivos, con lengua, de pico, con mordisco, franceses, castos, puros, sucios, largos, cortos, fugaces, eternos, robados, comprados, primeros, últimos, jaleados, sinceros, de verdad y de atrevimiento, de película, de boda, de foto, de hermano, de madre, de abuela, de compromiso, de encuentro, de saludo y despedida, a distancia, escritos, de miel y de hiel, codiciados, ansiados, deseados, eludidos, inapropiados, empalagosos, galantes y maravillosos.