viernes, 28 de noviembre de 2008

Nuevo comienzo

Ayer abrí el grueso candado de la puerta de mi viejo almacén del egoísmo y la insensatez humana. Allí dentro, entre decenas de promesas, sueños y recuerdos llenos de polvo y telarañas, junto a un desinflado y deformado balón de baloncesto, bajo una sábana blanca, me topé con el cuerpo inerte de Zumadicción.

Frío, abandonado, tal y como yo mismo lo dejé hace unas semanas. Lentamente, posé mi mano arrepentida en su frente, susurré una avergonzada y sincera disculpa junto a su oído, y, tras unos segundos de concentración, en lo más profundo de mis anhelos, encontré lo que buscaba, el interruptor que activa nuestro circuito de la decisión y el compromiso.

Lo pulsé, y tras unos pequeños chispazos eléctricos se hizo la luz, y Zumadicción abrió lentamente los ojos, se desperezó, moviendo lentamente sus músculos, sus articulaciones, y mirándome serenamente, me dijo:- Sabía que regresarías, que no me dejarías para siempre, y no me equivoqué.

No le contesté…¿Qué le puedes decir a una morfologización humana de un blog que te habla? Si le hubiera contestado algo, me habría ido directamente al psiquiatra más cercano para que me diera un tratamiento de choque.

Por eso no dije nada, simplemente pasé mi brazo por encima de su hombro pixelado….y me lo llevé de cañas. Ahora que lo pienso, y citando a Rick Blade…este puede ser “nuevamente”, el principio de una gran amistad.