El destino es lo que tiene, que trabaja sin tarjetas de preaviso, sin llamadas de antelación, sin concertación de citas. Llega así, como la típica visita que te pilla con la casa patas arriba y sin una mísera cerveza en la nevera que ofrecer.
Cuando todo parece calmado, rutinario, tranquilo, llega este señor apellidado Azar(que no Aznar…menos mal), y de sopetón y te abre un nuevo camino en la autopista vital de nuestro viaje. Ese desvió suele ser inevitable de esquivar, y algunas veces desemboca en un terrible terraplén en caída libre hacia las rocas. Otras, en cambio, se disfraza de gigantesca nueva vía de tres carriles, con grandes posibilidades de terminar en un final feliz.
Escoger o no lo que ofrece el destino no siempre es opcional, y en ocasiones es un futuro irrefutable y obligatorio, pero cuando si existe la elección, la decisión más o menos consciente de tomar partido por seguir recto o pegar el volantazo, sin demasiado tiempo para pensarlo, hay que dejarse llevar por el órgano que tire con más fuerza, ya sea el corazón, la cabeza o los genitales.
En este caso se me ha abierto un amplio desvío en mi camino. Uno bastante grande que ni siquiera aparecía en la memoria del Tom Tom de mi imaginario, y tras dudar unos segundos, y pedir consejo a algunos/as de mis compañeros/as de viaje, he optado por poner el intermitente, agarrar el volante con firmeza, y girar el timón de mi vida aceptando lo que se me brinda.
Lo he hecho con ilusión, con esperanzas, aunque no exento de miedos e incertidumbre. ¿Qué nuevas sorpresas y aventuras me esperan en esta nueva carretera?...no lo sé. Pero supongo que me vaya bien o mal, al menos siempre tendré este pequeño rincón tecnológico para contarlo.
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2 comentarios:
Si se trata de lo que supongo que se trata, sólo tengo que darte la enhorabuena. ;)
Decía Séneca ( Lucio Anneo pá los amigos ): " El trabajo y la lucha llaman siempre a los mejores ".
Mi enhorabuena también :-)
Besos.
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