domingo, 11 de enero de 2009

Crisoles de Jaenar



Escuché una vez en algún lugar, que nuestras almas son como crisoles, construidos a partir de pequeñas partes que van depositando dentro de nosotros, todas y cada una de las personas con las que nos relacionamos a lo largo de nuestra existencia.

Ahora, cuando realmente soy consciente de lo mucho que voy a echaros de menos, me reconforta pensar que es una teoría cierta, y que aunque no sepamos por donde nos llevarán los caprichosos hilos del destino, me llevo un pedacito de cada una de vosotras (si Lidio, tú también estás incluido, pero utilizo el femenino porque ellas son mayoría), que me permitirá teneros siempre muy cerca.

Hemos convivido apenas un año, casi once meses disfrutando juntos muchas cosas buenas, superando hombro con hombro también algunas malas, compartiendo risas, frio y calor, colas para el microondas, incursiones a la china-rumana, payasadas, estrés, confrescores, dolorosas despedidas (esto también es para tí, Inma) y alegres bienvenidas, una mesa que abre y cierra raro, conversaciones que incrementan “lados femeninos”, peleas por trozos de palmera, pliegos (muchos pliegos), requerimientos, recursos, encuadernaciones, presupuestos, caídas de ojos, lindas flores, anécdotas de Pajares, regalos (¿rosa y sonoro?...aun alucino), chistes mal contados, músicas extrañas con apéndices de topo, prisas, horas extras, megauploads, cantes flamencos, llamadas a extensiones que empiezan por 3, trazas de lactosa, subidas, bajadas y gritos por las escaleras, y en definitiva, todas esas pequeñas pero asombrosas cosas que nos han convertido en una pequeña familia.

Me gustaría daros las gracias por hacerme un hueco en vuestros corazones, por regalarme tantos recuerdos, por enseñarme tantas cosas, y expresaros también, de la mejor manera que sé, lo mucho que os quiero.

Simplemente pediros que os riais mucho, puesto que no hay problemas, estrés o agobios que no se solucionen con una buena carcajada. Os dejo el “muñón”, la “calva cejuda”, la “boca de león” “los electrodos de imanes”, el "leopardo peleón" y otros de mis gadgets, para cuando necesitéis de su inmensa capacidad terapéutica.

Sé que seguiremos viéndonos (no os librareis de mí tan fácilmente), pero aparte de esta certeza, me ayuda mucho creer que también un pedacito mio se queda ahí, con todas vosotras, formando parte de vuestro quehacer diario, al menos cierto tiempo, hasta que la fuerza y el empuje irrefrenable del Tsunami que son la costumbre y el pasar de los días, borren casi completamente las huellas que mis Camper y las rayas de mis jerséis, hayan podido dejar en el recuerdo y en los pasillos de la oficina.

Estaré muy cerquita.

Un beso muy grande.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas tardes compi, sentimos mucho no haberte contestado al blog, pero hablando hemos llegado a la conclusión de que ha todas nos pasa lo mismo. Pensamos que tu escribes muy bien y como no estamos a la altura, nos da vergüenza quedar mal.

Pero te queremos.
Me he reido un montón con el exotismo histórico de tus nuevos compis.

Esther (la chiquinina)