Tras unos largos meses de descanso blogueril, y encuadrado en ese conjunto de autocompromisos que todos nos hacemos con la llegada de Septiembre, voy a retomar este asunto una vez más, y me he prometido a mi mismo que escribiré y colgaré cositas con cierta asiduidad.
Nada ni nadie me obliga, puesto que tras un largo periodo de sequía y barbecho, pocas entradas y lecturas voy a tener. No obstante, yo que soy un tipo de naturaleza desordenada y hábitos muy alejados de cualquier disciplina prusiana, me tengo que marcar ciertos objetivos, que sin afianzarse como normas, me obliguen a hacer esas pequeñas cosas que me gustan y al mismo tiempo me dan pereza.
Comenzaré narrando a grosso modo, que tras el anhelado y cumplido viaje a la Habana y a Cuba antes de que se muriera Fidel, no siendo amigo yo de los blancos y los negros, sino más cercano siempre a los grises, regresé con un hondo sentimiento agridulce, descubriendo todo lo bueno de la revolución, de esa maravillosa patria, de la gente cubana, pero también entendiendo todo lo malo, todo aquello que muchas veces se oculta bajo el telón de la utopía y de la nostalgia idealista que nos empaña los ojos, e interiorizando la desesperanza de un futuro incierto, aunque bastante oscuro.
Después de Cuba, no hay mucho que contar hasta la llegada del verano. Apenas dieciséis días en agosto, que dieron de sí para un par de jornadas en Barcelona, donde lo mejor fue visitar la exposición de Robert Capa y Gerda Taro en el MNAC. Nueve días en Menorca, disfrutando de sus hermosas playas, y de sus fiestas de cabals o jaleos, de los que al igual que hace dos años, en cuanto las seleccione, colgaré unas cuantas fotos, pues son bastante espectaculares. Por último tres días en Girona y alrededores. Maravillosa provincia, en la que destacaré la visita a Figueres, y al Museo Teatro Dalí, coincidiendo con el festival de música en la calle "Acústica", Besalú, Camproudon, Girona capital, Cadaqués...y aprovecho para dar las gracias a Almudena, Enriq, y Amiru, por acogernos en su precioso molino cerca de Olot, y a Paco por abrirnos siempre su morada menorquina.
Y ya estamos en septiembre, y me ha dado por cuidarme, y por hacer cosas raras como salir a correr o tirar al arco (será la depresión de los 32), y por retomar este Blog. Y como soy un tipo de palabra, supongo que al menos por un tiempo, me dejaré caer bastante por aquí.
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