Cartulina quería ser feliz a toda costa. Candelabro sabía que ser plenamente feliz, la felicidad total, completamente lisa, sin fisuras, ni grietas, ni cabestrantes, es imposible.
Cartulina creía en el amor. Candelabro sabía que el amor es un sentimiento maravilloso que no dura, al menos en la misma morfología con la que nace, porque se oxida y se degrada con las inclemencias de la vida, pero que si frotas fuerte con un trapito untado de implicación y romanticismo, todo vuelve a brillar.
Cartulina perseguía un sueño. Candelabro sabía que los sueños, sueños son, y que aunque no se debe renunciar a ellos, muchas veces la persecución nos impide fijarnos y disfrutar de las pequeñas cosas importantes.
Cartulina ama a Candelabro. Candelabro sabe que es cierto, y él tampoco puede vivir sin Cartulina.
2 comentarios:
Oye jorge, tenemos la sensación de que te habías fumado unos cuantos petas antes de escribir esto, o que? Espero que tu sepas de que hablabas porque lo que es el resto.... Macho, nos has dejado mudos....
cris y santi
Di a Candelabro, que ya nadie cree en la felicidad. Que todo puede y se puede hacer más agradable...pero que no pierda la esperanza.
Dile que, por dios, ame a Cartulina. ¡Los finales felices, me hacen muy feliz! Aunque la felicidad nadie se la crea.
Eres impresionante. Eva
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