martes, 4 de septiembre de 2007

La llamada de Nadia

Nadia tiene dos opciones. Descolgar el teléfono y marcar el número apuntado con lápiz en una servilleta, o seguir torturándose durante toda la tarde, pendiente de una poco probable llamada que parece no llegar nunca.

Tras varios minutos se arma de valor y toma una decisión. Coge su inalámbrico y pulsa el botón para obtener línea, marca los tres primeros números y cuelga. Las dudas la corroen, el miedo al fracaso, al rechazo y a la vergüenza la atenazan.

Vuelve a repetir la operación y esta vez consigue pulsar cinco números antes de echarse para atrás. Decide hacerse un café y meditarlo bien. No ha dormido nada en toda la noche, y necesita despejarse. Además, así ganará tiempo por si él decide llamar. Aunque está segura de que es algo muy poco probable.

Mientras el café sube, inundando la cocina con su suave aroma, el teléfono suena. Nadia, alterada, corre rauda a la llamada, salta por encima de su gato Carpanta, se da un doloroso golpe en el dedo meñique del pie con la mesita del salón, hace un carraspeo para aclarar su voz y tomar aliento, y contesta con el mejor tono de falsa naturalidad que es capaz de improvisar.

Al otro lado, una voz humana con marcado carácter metálico y acento sureño le dice que llama de Orange y le pregunta si es la titular de la línea. Nadia defraudada y frustrada cuelga el teléfono. Casi se le saltan las lágrimas. Lo está pasando muy mal, y las falsas expectativas la han puesto al borde de un ataque de ansiedad.

Nadia se pone una taza de café y se enciende un cigarrillo. Se sienta en el sofá mientras se masajea el meñique dolorido. Acaricia a Carpanta, que inoportuno y egoísta como son todos los gatos, decide que justo ahora no quiere ningún tipo de cariño de su dueña, y se marcha corriendo a la cocina.

El teléfono suena de nuevo y Nadia retiene su emoción. No quiere sufrir una nueva decepción. Por eso, se enjuaga las lágrimas, espera un par de tonos más y con serenidad y aplomo contesta a la llamada.

¿Quién creéis que será en esta ocasión? o ¿como os gustaría que terminara esta historia? Se admiten sugerencias.

Un abrazo a todos/as.

8 comentarios:

Eva dijo...

Si quieres que Nadia conteste la llamada; manda:

NADIA CONTESTA al 7978

Si prefieres que Nadia escarmentada y defraudada desde la última llamada, ignore ese ring que tanto añora haciéndose todo lo dura que no es; manda:

NADIA NO CONTESTA al 7979

-Tú dirás como acaba. Eres el maestro.
Sorprendente blog, digno de un seguimiento diario.
No me importará decir que soy Zumadicta.

Muas

Marie dijo...

¡¡¡Es Johnny Depp!!!

Unknown dijo...

- siii....,?

- diga...,?

- hola...,?

un aliento nervioso intuye al otro lado del teléfono. Pero sin voz. sin expresión clara. Nerviosa.

Por un momento Nadia duda, ¿quien será?, pero está segura que ésta es la llamada que estaba esperando con tanta ansiedad. No sabe qué le deparará esta nueva relación, pero una nueva sensación de tranquilidad y alivio recorre su interior...

- tranquila, tomate el tiempo que quieras. Me llamo Nadia....

Cuelga. tranquia vulve al sofa. Y esta vez Carpanta se acerca despacito, ahora es Nadia quien necesita una caricia.

Unknown dijo...

saludos compañero... y zumadictos

me gusta el blog... lo seguiré...

Ana Rosalina López dijo...

El teléfono no deja de sonar y Nadia, petrificada, clava sus ojos en él. Carpanta ha llegado al salón y observa a Nadia helada, sin aliento. Una pequeña caricia en sus tobillos bastará para sacarla del trance.
Y Nadia recobra las fuerzas con esa suave caricia de Carpanta, mientras el teléfono, machaconamente, no deja de sonar.
Nadia se pone los zapatos y su vestido más vaporoso. Toma su bolso y sale a la calle. La vida es algo más que esperar una llamada y hay que tomarla deprisa, a bocados.

Circe dijo...

Era él, el esperado,la persona que con sólo decir un Sí o un No,podía cambiar su destino.Sí.. ó .. No. El Sí significaba que, de alguna manera, dejaría de pasar el tiempo inutilmente, un basta ya a la indolencia involuntaria, un as, un triunfo.El No la llevaría de nuevo a la duda, a la desconfianza, a la impotencia y finalmente a la depresión.
En segundos trazó su plan.Iba a ir a por todas. Presentaría el curriculum mañana mismo, me contratará, cobraré un buen sueldo y al fín me independizaré, necesito vivir sola,alquilaré de momento algo, un estudio, después ya veremos, igual me compro un piso o quizá deje el piso para más adelante y haga un viaje, disfrutar un poco está bien, lo necesito, creo que iré a Marruecos, a Casablanca, visitaré los zocos y me compraré unas sandalias como las que María trajo de allí y compraré collares y pulseras, me encantará esto, seguro que sí y saldré, saldré, saldré.
Vuelta a la realidad,escucho la voz del esperado y el esperado o temido monosílabo.
Colgó el auricular lentamente y tan lentamente como había colgado coordinó sus pasos hacia el cuarto de baño, abrió el grifo de la ducha y lloró.

Alexey dijo...

Esta vez la voz le resulta mucho más familiar. Nadia asiente afirmativamente una y otra vez. La conversación es breve, un monólogo por parte de la persona
que está al otro lado del teléfono. Al acabar, Nadia rompe a llorar de forma desconsolada, una súbita tormenta de recuerdos inunda su alma y al bajar la mirada
y ver la servilleta con el número escrito en lápiz recuerda todo lo sucedido recientemente a modo de flash-back. Como aquella tarde, como muchas otras, al ir
caminando por la avenida, topó con una moto mal aparcada. De como el dolor de aquel estúpido golpe la tumbó al suelo y los llantos de rabia e impotencia no
ocultaron la triste realidad de la situación que vivía. De como al alzar poco a poco la vista vió una mano desconocida que se prestaba en su ayuda. Una mano
que después se convirtió en un rostro afectuoso y en unas palabras que transmitían consuelo y paz. Aquella tarde los acontecimientos terminaron en un café próximo,
en un mar de lágrimas y un clamor contra lo injusta que era la vida. El desconocido que tenía enfrente se limitó a escuchar y al terminar los sollozos sacó un lápiz
de un bolsillo de la chaqueta y apuntó en una servilleta un número de teléfono. De como al día siguiente mientras preparaba el café se encontró con la servilleta
junto al teléfono y como las dudas ahogaban cualquier esperanza. Finalmente aquel día se atrevió a marcar el número, En el otro lado de la linea, la misma voz
de aquella tarde le abría un mundo de esperanza que con el transcurso de los días pasaron a largas y dolorosas sesiones de quimioterapia. De como aquella voz
no la abandonó en ningún momento llenándola de optimismo e ilusión.
Finalmente todo había acabado. La ansiada noticia había llegado a sus oidos como no podía ser de otra forma, en la voz de la persona que día tras día la había hecho
sentirse amada. El cáncer estaba totalmente erradicado. Nadia se dirige nuevamente hacia el café y nuevamente se golpea el meñique del pie, esta vez contra el
sofá. La diferencia es clara, esta vez no siente dolor alguno.

Zuma dijo...

Gracias a todos/as por vuestros finales.

Cada uno de ellos, si lo miramos entre líneas, refleja sin duda algo de cada uno de vosotros, de como sois, de cómo veis o enfrentais vuestras vidas.

Muchas gracias por compartirlo conmigo.

Cuando querais repetiremos la experiencia.

Besos.