sábado, 9 de febrero de 2008

Volar, volar, volar...

Viejo de París rodeado de Palomas (Noviembre, 2007)

Una mirada perdida, un pasado borroso, miles de sueños defraudados y un único sueño perenne que se aferra a su alma desdibujada por el tiempo y la soledad.

Volar, volar, volar, elevarse sobre los cielos y dejar el sucio y frío suelo, para mecerse en las inestables corrientes de aire, dejándose abrazar por las nubes, en un suave baile de libertad y dulzura.

Agitar inexistentes alas y convertirse en pájaro, como un nuevo Ícaro, pero no con falsas y muertas plumas unidas con cera, sino cambiando toda su morfología humana, transformándose en una frágil y bella ave.

Por eso las palomas son sus amigas, porque saben que él es una de ellas, porque entienden que jamás las defraudará, porque a pesar de estar encerrado en un cuerpo de hombre, viaja con ellas, las acompaña en su búsqueda de alimento, de calor, de la libertad que sólo puede otorgar el vuelo, en un modo de vida guiado únicamente por el viento.

Y quizás un día, ese banco del parque se quede vacío, sin alma, sin dueño, sin migas de pan y sin llamadas de voz cascada al reparto de tan humilde pienso

Entonces, puede que alguno de los transeúntes que ahora pasan por delante y cambian el gesto, tras una mirada dividida entre la repulsión y la falsa condescendencia, se extrañará de no ver al anciano vagabundo amigo de las palomas, y quizás, sólo si su grado de empatía se lo permite, se preguntará durante un pequeño instante que habrá sido de él.

Ninguno de ellos se dará cuenta jamás de que una nueva paloma sobrevuela el cielo de la ciudad, planeando mucho más alto y rápido que el resto de la bandada. Puede que si se fijaran en sus pequeños ojos rojos, descubrirían que en ellos brilla con fuerza un destello de felicidad.

3 comentarios:

Circe dijo...

" La mayoría de las gaviotas no se molesta en aprender sino las normas de vuelo más elementales: como ir y volver entre playa y comida.Para la mayoría de las gaviotas, no es volar lo que importa,sino comer.Para esta gaviota, sin embargo,no era comer lo que le importaba,sino volar.Más que nada en el mundo, Juan Slavador Gaviota amaba volar".
( Richard Bach )

Sé que nada que ver con las palomas pero,al leer el escrito me has recordado uno de mis libros favoritos desde que era peque. Gracias Zuma y disfruta de tus lunes al sol cual Juan Salvador disfrutaba del sol, del aire , del mar y sobre todo de sus vuelos en absoluta libertad.

Eva dijo...

Dicen que todos los humanos tenemos tres grandes fantasías: volar, ser invisibles y leer el pensamiento.

Los pensamientos ajenos me pueden llevar al dolor, a conocer verdades que serían más cómodas no afrontar. Sería una persona triste.
Ser invisible, puede utilizarse en mi contra. Sólo serviría para pervertirnos.
Me quedo con volar, igual que ese viejo de Paris. Sería una persona feliz.

Vosotros que preferís Zumadictos?

Abrazo,

Zuma dijo...

Hola Circe. Has dado en el clavo

Juan Salvador Gaviota fue un libro que también me impactó mucho cuando lo leí de pequeño.

Lo he vuelto a leer recientemente, y dejando a un lado esa película de profunda religiosidad que lleva impregnada, sigue siendo un libro precioso.

Pensé en él cuando vi a este hombre en un parque de París, y cuando escribí esta entrada.

Hola Eva:

Yo también me quedo con volar.