lunes, 24 de marzo de 2008

Instinto de Abeja

Abeja de Buendía (Cuenca). Marzo, 2008.

Lo peor de estar en paro, es que te acomodas a la situación y pierdes el instinto de abeja. Me refiero a ese sentimiento productivo, casi alienante, que te obliga a marcarte unas rutinas diarias: levantarte a una hora determinada, ducharte, chutarte la primera dosis de café , dirigirte a tu lugar de trabajo, y ser productivo durante ocho horas o más. Tu cabeza se pone en piloto automático, y se desconecta una parte de la mente dedicada a todo aquello que no sea trabajo. Más tarde, ya en casa, depende de ti mismo y también de tu empleo, resetear el cerebro y cambiar las tornas.

El instinto de abeja no es bueno ni malo. Tiene sus pros y sus contras. Por un lado es sano, porque te facilita amarres, asideros, que ayudan a vivir sin darle demasiado al coco. Te proporciona unas pautas de comportamiento que aun siendo arduas, facilitan el paso del tiempo, la estabilidad emocional, el hecho de no tener que planificar el día a día. La obligación frente a la improvisación. La rutina frente a la incertidumbre.

Yo no creo que haya perdido el instinto de abeja aun, quizás lo tengo atontado o adormecido. Soy un tipo con bastantes inquietudes, y no suelo aburrirme nunca, siempre encuentro algo que me llena, y que espanta el vacío existencial y sobre todo social que te acecha cuando estás en paro.

Aunque ese vacío esta siempre ahí, detrás de la puerta, escondido, y en cualquier momento superará las barreras y los escudos que aun sostengo. Espero y confío que antes de que suceda, formaré parte de una nueva colmena.

El reto es encontrar mi sitio en el panal correcto.

1 comentario:

Circe dijo...

MULTITUD de la abeja!
Entra y sale
del carmín, del azul,
del amarillo,
de la más suave
suavidad del mundo:
entra en
una corola
precipitadamente,
por negocios,
sale
con traje de oro
y cantidad de botas
amarillas.

Perfecta
desde la cintura,
el abdomen rayado
por barrotes oscuros,
la cabecita
siempre
preocupada
y las
alas
recién hechas de agua:
entra
por todas las ventanas olorosas,
abre
las puertas de la seda,
penetra por los tálamos
del amor más fragante,
tropieza
con
una
gota
de rocío
como con un diamante
y de todas las casas
que visita
saca
miel
misteriosa,
rica y pesada
miel, espeso aroma,
líquida luz que cae en goterones
hasta que a su
palacio
colectivo
regresa
y en las góticas almenas
deposita
el producto
de la flor y del vuelo,
el sol nupcial seráfico y secreto!

Multitud de la abeja!
Elevación
sagrada
de la unidad,
colegio
palpitante!

Zumban
sonoros
números
que trabajan
el néctar,
pasan
veloces
gotas
de ambrosía:
es la siesta
del verano en las verdes
soledades
de Osorno. Arriba
el sol clava sus lanzas
en la nieve,
relumbran los volcanes,
ancha
como
los mares
es la tierra,
azul es el espacio,
pero
hay algo
que tiembla, es
el quemante
corazón
del verano,
el corazón de miel
multiplicado,
la rumorosa
abeja,
el crepitante
panal
de vuelo y oro!

Abejas,
trabajadoras puras,
ojivales
obreras,
finas, relampagueantes
proletarias,
perfectas,
temerarias milicias
que en el combate atacan
con aguijón suicida,
zumbad,
zumbad sobre
los dones de la tierra,
familia de oro,
multitud del viento,
sacudid el incendio
de las flores,
la sed de los estambres,
el agudo
hilo
de olor
que reúne los días,
y propagad
la miel
sobrepasando
los continentes húmedos, las islas
más lejanas del cielo
del Oeste.

Sí:
que la cera levante
estatuas verdes,
la miel
derrame
lenguas
infinitas,
y el océano sea
una
colmena,
la tierra
torre y túníca
de flores,
y el mundo
una cascada,
cabellera,
crecimiento
incesante
de panales!

Poema Oda a la abeja
( Pablo Neruda )

Una ayudita para fomentar ese instinto de abeja, ánimo campeón.
Un afectuoso saludo a ti y a tod@s